DON QUIJOTE, EL INFANTIL

Sinópsis

Tomy era un niño lleno de imaginación. Pasaba horas jugando, inventando historias imposibles y creando mundos junto a su inseparable amigo imaginario, Dunki. Juntos libraban batallas épicas contra dragones, surcaban océanos en barcos piratas y descubrían reinos ocultos en los rincones de su propia casa.Para Tomy, cada día era una nueva aventura, un viaje donde lo imposible se volvía real con solo cerrar los ojos y dejarse llevar

Pero con el tiempo, las pantallas comenzaron a ocupar su mundo. Los videojuegos, las redes sociales y la inmediatez de la tecnología reemplazaron sus juegos de infancia. Poco a poco, su imaginación se apagó y Dunki desapareció, como si nunca hubiera existido. Los días de aventuras quedaron atrás, sepultados bajo notificaciones y luces de pantallas frías

Hasta que, un día, algo inesperado sucede. Obligado a pasar unas vacaciones en una vieja casa sin internet, Tomy se enfrenta al aburrimiento por primera vez en años. Recorriendo la casa, encuentra un objeto que parece fuera de lugar en su mundo digitalizado: un libro polvoriento titulado Don Quijote de la Mancha. Al principio, lo toma con escepticismo, pero a medida que avanza en sus páginas, algo empieza a despertar en su interior. Las palabras del viejo hidalgo resuenan en su mente como si fueran propias, y la línea entre la realidad y la fantasía comienza a desdibujarse

De pronto, ya no es Tomy, sino Don Quijote, el caballero andante dispuesto a ir en búsqueda de grandes aventuras. Los objetos comienzan a transformarse, la silla ya no será una silla, su mesa ya no será su mesa y con el poder de la imaginación todo su entorno se transformará y transportará a una época de castillos, princesas, escuderos y caballeros

A través del humor, la emoción y la magia del teatro, esta obra nos recuerda la importancia de soñar y de cuidar nuestra imaginación. Porque en un mundo donde todo parece estar en una pantalla, aún hay espacio para la fantasía, para creer en lo imposible y para recordar que, a veces, lo más extraordinario sucede cuando cerramos los ojos y nos atrevemos a imaginar